martes, 9 de junio de 2015

NUEVO RELATO: La batalla por Naggaroth

Siguiendo la linea argumental del anterior relato que os deje, os dejo este nuevo. En el habra adelantos de como afectara la nueva linea argumental a algunos personajes y razas importantes....

La batalla por Naggaroth

Los ejércitos reunidos de los ejércitos de Karond Kar, Hag Graef, Clar Karond y Naggarond se reunían en las murallas de Naggarond, la poderosa ciudad de Malekith. El Rey de esta tierra de frio comandaba los ejércitos de Naggaroth, esta vez ante la amenaza de los Barbaros del norte. Desde los Esclavistas de Clar Karond y los Señores de las bestias de Karond Kar hasta los poderosos Señores de la guerra del Hag se encontraban en la batalla. El ejército más grande que había reunido Malekith desde la batalla de la Llanura Finuval.

Un ejército reunido por la supervivencia de su tierra Naggaroth, la tierra más fría y cruel, fiel reflejo del pueblo Druchii y su señor, el Rey brujo Malekith, el gobernante más implacable del mundo. Las hordas de la sangre de Valkya, consorte de Khorne, habían puesto al reino al borde de la destrucción.

Las defensas del norte, la red de Atalayas de vigilancia, las grandiosas defensas Druchii contra el Caos, habían caído con alarmante rapidez ante los enormes ejércitos, que parecía, haber vomitado los Desiertos del Caos. La Torre de las Hechiceras, Ghrond, se había perdido, pues desde el comienzo de las alteraciones climáticas había estado incomunicada, como tras un círculo protector purpura. Y el gran ejercito mandado a recuperarla, y comandado por el usurpador Darkblade, parecía haber fracasado. No se conocía ninguna noticia de la madre de Malekith, la poderosa Hechicera Morathi.

Har Ganeth, la ciudad de los verdugos y bastión de Khaine, también parecía estar perdida, pues desde la llegada de los barbaros a la ciudad no se tenía noticias de ella. Ese ejército de demonios había puesto bajo asedio ahora Naggarond. Un ejército tan vasto que la ciudad, que se pensaba inexpugnable se vio al borde del colapso.

Malekith observo con amargo odio al ejército enemigo. Desde su llegada el ataque había sido implacable y destructivo. Los demonios del norte no habían dado ni un respiro a sus espectaculares defensas. Los muertos se amontonaban bajo las almenas a miles, y sin embargo, millones más se lanzaban sobre ellas sin descanso, horda tras horda de bárbaros y monstruosos hombres bestia se lanzaban hacia las murallas sin descanso desde todas las direcciones. Las babeantes legiones de Khorne solo querían derramar sangre en batalla, incluso la suya propia. El mismo había participado en varias batallas para detener el asedio, pero cada una de sus intervenciones habían sido inútiles ante la inmensidad de la horda. Mientas el Rey Brujo mataba a cientos, miles más aparecían para seguir el asedio. Y desde el norte no paraban de llegar refuerzos para la horda. Ahora llegaban enormes nubes de tormenta mágica, un mal presagio para Malekith. El Rey Brujo había reunido enormes energías arcanas para el siguiente intento de levantar el sitio. La batalla final podría acercarse pronto y él estaba preparado. Sus infinitos montados en dragones negros lo seguían. Harían pagar a los bárbaros cada afrenta con su sangre.



La tormenta del norte pareció acercarse con una alarmante velocidad desde el camino frió. Rayos rojos descargaban su poder sobre la tierra. Malekith, con su poderoso dragón Seraphon, se dirigió desde la gran torre a las almenas hacía donde la batalla parecía más encarnizada. Sus jinetes de dragón lo siguieron dispuestos a destrozar a los bárbaros. El aliento venenoso de los dragones mataba a decenas de inmundos seguidores del caos. Los hechizos tramados por el Rey Brujo destrozaban a más deformes guerreros. Frente a Malekith un rayo rojo apareció. Como un meteoro lanzado desde el cielo, Valkya la sanguinaria hizo su aparición, el aire rielaba a su alrededor en bullente poder. La elegida de Khorne cargo contra uno de los jinetes de Dragón y de una lanzada destrozo el cuello de la bestia y partió a su jinete por la mitad. Chillando plegarias a su sanguinario dios, cargo, esta vez, contra el Rey Brujo con su Lanza Slaupnir preparada para decapitar a Malekith. En el último segundo, Malekith desvió el ataque con Destructora, pasando a atacar a la Sanguinaria con la Mano de Khaine, Valkya desvió el ataque con su Escudo Demonio. La Reina de sangre se desvió de trayectoria hacia las almenas de alabastro de Naggarond destruyendo, como un meteoro, parte de estas y matando en el proceso a todos los que estaban sobre ellas, Druchii y sanguinarios bárbaros por igual.

Kouran Manooscura observaba asombrado el poder de la Consorte de Khorne. Él, junto al grueso de la Guardia negra, se encontraba sobre las almenas destrozando a los enemigos que iban apareciendo sobre su franja de muro. Los seguidores de Khorne se lanzaron todos, en conjunto, en un asalto contra las murallas de la ciudad. La furia de La Sanguinaria fluía por los seguidores de Khorne llevándolos a un estado de Ira aún mayor. Ante tal asalto toda la línea de defensas Druchii retrocedió en la muralla, apabullado por la furia del enemigo. Kouran y sus soldados fueron los únicos que pudieron aguantar el empuje de las bestias y los Bárbaros del Caos.



Kouran desde su posición vio como Malekith tramaba un hechizo de fuego oscuro contra la Sanguinaria mientras esta cargaba desde las almenas hacía su posición. El hechizo del Rey Brujo pareció detenerse ante un escudo invisible alrededor de Valkya, que continuo cargando a través del fuego oscuro como si nada. Malekith tramo un muro mágico en torno a él desviando a la lanza Slaupnir, que falló su objetivo principal, pero se clavo profundamente en un costado de la poderosa bestia Seraphon produciéndole una enorme laceración, y haciéndolo caer precipitando al Rey Brujo con él. La bestia cayó sobre las murallas aplastándolas con su peso y con ellas a todos los guerreros que no pudieron apartarse de su camino. 



Un grito brutal de triunfo salió del ejército del Caos y desde la muralla norte un gran número de guerreros acudieron a la brecha donde Malekith había caído. Kouran y su guardia negra corrió desde las murallas a defender a su Rey observando horrorizado que guerreros habían acudido a la brecha como sangrientos lobos.

Eran todos Elfos Oscuros, Verdugos y Brujas de la ciudad de Har Ganeth, cubiertos de sangre seca y gritando alabanzas a su dios. En vanguardia un guerrero sobre un gélido lideraba a los traidores de Har Ganeth. Kouran sintió un odio sin igual al reconocer a quien comandaba dicha fuerza. Aunque cubierto de sangre de cabeza a los pies y con un aura de amenaza que Kouran no había visto nunca en él, el líder de esa turba de sangre era el Tirano de Hag Graef, Malus Darkblade. El traidor estaba con la piel y la armadura teñidos de rojo sangre y la espada relumbrando con un brillo rojo sobrenatural y sus ojos brillaban con el color del latón.

El Rey Brujo se levanto en la brecha junto a tiempo para parar las espadas de una elfa bruja con Destructora y destriparla a continuación con su oscuro guantelete. Seraphon luchaba por volver a levantarse entre las ruinas aplastando a algunos incautos que se acercaban. Con gran rapidez Malus llego hasta Malekith que batallaba contra dos verdugos, los cuales terminaron muertos ante los ataques del monarca.

-Eres mío- Grito Malus saltando del lomo de su Gélido Rencor para atacar a Malekith. Mientras estaba en el aire, Malus, lanzo un certero golpe de espada destinado a decapitar al Rey Brujo que Malekith paro con dificultad, rodo sobre su espalda y se levanto con un salto junto a Malekith que paso al ataque. Mientras atacaba con Destructora y la Mano de Khaine iba acumulando energías mágicas en su interior. Malus reculó ante el ataque de Malekith, y empezó a aumentar la velocidad de sus movimientos poniendo a Malekith a la defensiva.
-¡Falso Azote! ¡Por tus mentiras hoy morirás bastardo!- Dijo Malus en un rugido de rabia sobrenatural que reverbero en el campo de batalla.-Maldito traidor basura caótica, te destripare por esto- Contesto con odio infinito el Rey Brujo.

Malekith aumento la cantidad de magia en su interior aumentando así su fuerza y velocidad paulatinamente. Pero Malus lo igualaba en cada estocada desesperando al Rey Brujo. A su alrededor los Guardias negros y Kouran entablaron batalla en un baño de sangre. Los metódicos golpes de alabarda de los guardias se enfrentaban a la rabia de los seguidores de Khaine. Kouran luchaba por acercase a su Rey contra un grupo de verdugos. Los guerreros tenían una técnica con sus armas enorme, pero no eran rival de la habilidad de Kouran que iba eliminándolos sistemáticamente.



Malekith y Darkblade se acometían uno al otro con una velocidad tal, que parecían un borrón. –Maldito traidor rastrero, te matare Darkblade- Espeto Malekith con una maldición con su potente voz sobrenatural. Su espada detuvo la Espada Disforme de Khaine e hirió en un costado a Malus con su Mano enguantada. Con un rugido Malus agarro el guantelete ensangrentado de Malekith inmovilizando el brazo del Rey Brujo y dirigió una estocada que atravesó las defensas de Malekith, produciendo un profundo tajo en el hombro del Rey Brujo que chillo de dolor y cayó a un lado. Era la segunda vez que herían al Rey Brujo en batalla, el dolor causado por la hoja de la Espada Disforme de Khaine lo paralizo quemándole todo el cuerpo al cauterizar con su fuego la herida. Malus soltó un chillido de triunfo y se dispuso a matar a Malekith con un golpe destinado a decapitarlo. La muerte del Rey Brujo parecía hecha pero, en ese instante Kouran se interpuso ante su Señor parando la estocada y salvando al Rey de su muerte.

-¡Asqueroso bastardo de Hag Graef! ¡Te desollare vivo por esto!- Grito Kouran desafiando a Malus, el cual gruño como un animal, frustrado ante la privación de cobrar la cabeza de Malekith.

Kouran ataco con ferocidad haciendo pasar a Malus a la defensiva. Con una finta rápida esquivo una estocada de Malus hiriendo al Tirano en un brazo que reculo gruñendo de dolor. De la herida surgió sangre negra que siseo como ácido, cerrándose al instante mientras Darkblade aullaba como un lobo. Kouran sorprendido emprendió un nuevo ataque pero, aunque pensaba que no tenía igual con las armas entre los elfos oscuros, Malus parecía igualarlo en cada golpe, cada finta o artimaña era contrarrestada por Malus, que poco a poco aumentaba en velocidad sus ataques. Kouran realizo una finta con su alabarda pero no fue lo suficientemente rápido, Malus paro una estocada de Kouran y con un rapidísimo movimiento de espada corto por la mitad la alabarda de Mano oscura y cortando la cabeza del paladín de Malekith en el proceso. Kouran mano oscura, Gran capitán de la Guardia negra, había muerto y Malus grito como un animal, triunfante.

Malekith chillo ante la muerte de su Guardia y lanzo zarcillos oscuros de poder contra Malus que lo lanzaron por los aires rugiendo como un animal rabioso. El Rey Brujo se levanto malherido siendo asistido por su Guardia negra. Dos de sus guardaespaldas lo levantaron y lo subieron en su recuperado dragón. Seraphon parecía haberse recuperado de sus heridas y estaba preparado para volver a levantar el vuelo con su señor. Malekith monto en el poderoso dragón que con un potente golpe de sus poderosas alas lo elevaron a los cielos. A su alrededor el cielo se teñía de sangre. Valkya combatía contra los jinetes de dragón luchando con ferocidad. Las bestias y los bárbaros habían colapsado las defensas de Naggarond y las huestes de Har Ganeth estaban al lado de su enemigo. Naggarond había caído, había que huir y reagruparse, si no, todo estaría perdido.



Malekith concentro de nuevo su poder, recurrió a las energías arcanas de su corona para su nuevo hechizo, un rallo oscuro se dirigió contra Valkya. La Sanguinaria chillo de dolor al atravesarla la descarga de inmenso poder oscuro y callo de los cielos. Malekith reagrupo a sus jinetes de dragón y dio nuevas órdenes a su ejército. Había que evacuar a todos los guerreros que se pudiera, la ciudad estaba perdida. Había que llegar a Clar Kanrod, a las Arcas negras.


Los elfos oscuros habían perdido su tierra, y Ulthuan sería su nuevo Reino por fin, y si no, sería su fin…

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