La batalla por Naggaroth
Los ejércitos reunidos de los
ejércitos de Karond Kar, Hag Graef, Clar Karond y Naggarond se reunían en las murallas de Naggarond, la poderosa
ciudad de Malekith. El Rey de esta tierra de frio comandaba los ejércitos de
Naggaroth, esta vez ante la amenaza de los Barbaros del norte. Desde los
Esclavistas de Clar Karond y los Señores de las bestias de Karond Kar hasta los
poderosos Señores de la guerra del Hag se encontraban en la batalla. El
ejército más grande que había reunido Malekith desde la batalla de la Llanura Finuval.
Un ejército reunido por la
supervivencia de su tierra Naggaroth, la tierra más fría y cruel, fiel reflejo
del pueblo Druchii y su señor, el Rey brujo Malekith, el gobernante más
implacable del mundo. Las hordas de la sangre de Valkya, consorte de Khorne,
habían puesto al reino al borde de la destrucción.
Las defensas del norte, la red de
Atalayas de vigilancia, las grandiosas defensas Druchii contra el Caos, habían
caído con alarmante rapidez ante los enormes ejércitos, que parecía, haber
vomitado los Desiertos del Caos. La Torre de las Hechiceras, Ghrond, se había
perdido, pues desde el comienzo de las alteraciones climáticas había estado
incomunicada, como tras un círculo protector purpura. Y el gran ejercito
mandado a recuperarla, y comandado por el usurpador Darkblade, parecía haber
fracasado. No se conocía ninguna noticia de la madre de Malekith, la poderosa
Hechicera Morathi.
Har Ganeth, la ciudad de los
verdugos y bastión de Khaine, también parecía estar perdida, pues desde la
llegada de los barbaros a la ciudad no se tenía noticias de ella. Ese ejército
de demonios había puesto bajo asedio ahora Naggarond. Un ejército tan vasto que
la ciudad, que se pensaba inexpugnable se vio al borde del colapso.
Malekith observo con amargo odio
al ejército enemigo. Desde su llegada el ataque había sido implacable y
destructivo. Los demonios del norte no habían dado ni un respiro a sus
espectaculares defensas. Los muertos se amontonaban bajo las almenas a miles, y
sin embargo, millones más se lanzaban sobre ellas sin descanso, horda tras
horda de bárbaros y monstruosos hombres bestia se lanzaban hacia las murallas
sin descanso desde todas las direcciones. Las babeantes legiones de Khorne solo
querían derramar sangre en batalla, incluso la suya propia. El mismo había
participado en varias batallas para detener el asedio, pero cada una de sus
intervenciones habían sido inútiles ante la inmensidad de la horda. Mientas el
Rey Brujo mataba a cientos, miles más aparecían para seguir el asedio. Y desde
el norte no paraban de llegar refuerzos para la horda. Ahora llegaban enormes nubes de tormenta mágica, un mal presagio para Malekith. El Rey Brujo
había reunido enormes energías arcanas para el siguiente intento de levantar el
sitio. La batalla final podría acercarse pronto y él estaba preparado. Sus
infinitos montados en dragones negros lo seguían. Harían pagar a los bárbaros
cada afrenta con su sangre.
La tormenta del norte pareció
acercarse con una alarmante velocidad desde el camino frió. Rayos rojos
descargaban su poder sobre la tierra. Malekith, con su poderoso dragón
Seraphon, se dirigió desde la gran torre a las almenas hacía donde la batalla
parecía más encarnizada. Sus jinetes de dragón lo siguieron dispuestos a
destrozar a los bárbaros. El aliento venenoso de los dragones mataba a decenas
de inmundos seguidores del caos. Los hechizos tramados por el Rey Brujo destrozaban
a más deformes guerreros. Frente a Malekith un rayo rojo apareció. Como un
meteoro lanzado desde el cielo, Valkya la sanguinaria hizo su aparición, el
aire rielaba a su alrededor en bullente poder. La elegida de Khorne cargo
contra uno de los jinetes de Dragón y de una lanzada destrozo el cuello de la
bestia y partió a su jinete por la mitad. Chillando plegarias a su sanguinario
dios, cargo, esta vez, contra el Rey Brujo con su Lanza Slaupnir preparada para
decapitar a Malekith. En el último segundo, Malekith desvió el ataque con Destructora, pasando a atacar a la Sanguinaria con la Mano de Khaine, Valkya
desvió el ataque con su Escudo Demonio. La Reina de sangre se desvió de
trayectoria hacia las almenas de alabastro de Naggarond destruyendo, como un
meteoro, parte de estas y matando en el proceso a todos los que estaban sobre
ellas, Druchii y sanguinarios bárbaros por igual.
Kouran Manooscura observaba
asombrado el poder de la Consorte de Khorne. Él, junto al grueso de la Guardia
negra, se encontraba sobre las almenas destrozando a los enemigos que iban
apareciendo sobre su franja de muro. Los seguidores de Khorne se lanzaron todos,
en conjunto, en un asalto contra las murallas de la ciudad. La furia de La Sanguinaria fluía por los seguidores de Khorne llevándolos a un estado de Ira
aún mayor. Ante tal asalto toda la línea de defensas Druchii retrocedió en la
muralla, apabullado por la furia del enemigo. Kouran y sus soldados fueron los
únicos que pudieron aguantar el empuje de las bestias y los Bárbaros del Caos.
Kouran desde su posición vio como
Malekith tramaba un hechizo de fuego oscuro contra la Sanguinaria mientras esta
cargaba desde las almenas hacía su posición. El hechizo del Rey Brujo pareció
detenerse ante un escudo invisible alrededor de Valkya, que continuo cargando a
través del fuego oscuro como si nada. Malekith tramo un muro mágico en torno a
él desviando a la lanza Slaupnir, que falló su objetivo principal, pero se clavo
profundamente en un costado de la poderosa bestia Seraphon produciéndole una
enorme laceración, y haciéndolo caer precipitando al Rey Brujo con él. La
bestia cayó sobre las murallas aplastándolas con su peso y con ellas a todos
los guerreros que no pudieron apartarse de su camino.
Un grito brutal de triunfo salió
del ejército del Caos y desde la muralla norte un gran número de guerreros
acudieron a la brecha donde Malekith había caído. Kouran y su guardia negra
corrió desde las murallas a defender a su Rey observando horrorizado que guerreros habían acudido a la brecha como sangrientos lobos.
Eran todos Elfos Oscuros, Verdugos
y Brujas de la ciudad de Har Ganeth, cubiertos de sangre seca y gritando
alabanzas a su dios. En vanguardia un guerrero sobre un gélido lideraba a los
traidores de Har Ganeth. Kouran sintió un odio sin igual al reconocer a quien
comandaba dicha fuerza. Aunque cubierto de sangre de cabeza a los pies y con un
aura de amenaza que Kouran no había visto nunca en él, el líder de esa turba de
sangre era el Tirano de Hag Graef, Malus Darkblade. El traidor estaba con la
piel y la armadura teñidos de rojo sangre y la espada relumbrando con un brillo
rojo sobrenatural y sus ojos brillaban con el color del latón.
El Rey Brujo se levanto en la
brecha junto a tiempo para parar las espadas de una elfa bruja con Destructora
y destriparla a continuación con su oscuro guantelete. Seraphon luchaba por
volver a levantarse entre las ruinas aplastando a algunos incautos que se
acercaban. Con gran rapidez Malus llego hasta Malekith que batallaba contra dos
verdugos, los cuales terminaron muertos ante los ataques del monarca.
-Eres mío- Grito Malus saltando
del lomo de su Gélido Rencor para atacar a Malekith. Mientras estaba en el aire, Malus,
lanzo un certero golpe de espada destinado a decapitar al Rey Brujo que
Malekith paro con dificultad, rodo sobre su espalda y se levanto con un salto
junto a Malekith que paso al ataque. Mientras atacaba con Destructora y la Mano
de Khaine iba acumulando energías mágicas en su interior. Malus reculó ante el
ataque de Malekith, y empezó a aumentar la velocidad de sus movimientos
poniendo a Malekith a la defensiva.
-¡Falso Azote! ¡Por tus mentiras
hoy morirás bastardo!- Dijo Malus en un rugido de rabia sobrenatural que
reverbero en el campo de batalla.-Maldito traidor basura caótica, te destripare
por esto- Contesto con odio infinito el Rey Brujo.
Malekith aumento la cantidad de
magia en su interior aumentando así su fuerza y velocidad paulatinamente. Pero
Malus lo igualaba en cada estocada desesperando al Rey Brujo. A su alrededor
los Guardias negros y Kouran entablaron batalla en un baño de sangre. Los
metódicos golpes de alabarda de los guardias se enfrentaban a la rabia de los
seguidores de Khaine. Kouran luchaba por acercase a su Rey contra un grupo de
verdugos. Los guerreros tenían una técnica con sus armas enorme, pero no eran
rival de la habilidad de Kouran que iba eliminándolos sistemáticamente.
Malekith y Darkblade se acometían
uno al otro con una velocidad tal, que parecían un borrón. –Maldito traidor
rastrero, te matare Darkblade- Espeto Malekith con una maldición con su potente
voz sobrenatural. Su espada detuvo la Espada Disforme de Khaine e hirió en un costado a Malus con su Mano enguantada.
Con un rugido Malus agarro el guantelete ensangrentado de Malekith
inmovilizando el brazo del Rey Brujo y dirigió una estocada que atravesó las
defensas de Malekith, produciendo un profundo tajo en el hombro del Rey Brujo que
chillo de dolor y cayó a un lado. Era la segunda vez que herían al Rey Brujo en
batalla, el dolor causado por la hoja de la Espada Disforme de Khaine lo
paralizo quemándole todo el cuerpo al cauterizar con su fuego la herida. Malus
soltó un chillido de triunfo y se dispuso a matar a Malekith con un golpe
destinado a decapitarlo. La muerte del Rey Brujo parecía hecha pero, en ese
instante Kouran se interpuso ante su Señor parando la estocada y salvando al
Rey de su muerte.
-¡Asqueroso bastardo de Hag Graef!
¡Te desollare vivo por esto!- Grito Kouran desafiando a Malus, el cual gruño
como un animal, frustrado ante la privación de cobrar la cabeza de Malekith.
Kouran ataco con ferocidad
haciendo pasar a Malus a la defensiva. Con una finta rápida esquivo una
estocada de Malus hiriendo al Tirano en un brazo que reculo gruñendo de dolor.
De la herida surgió sangre negra que siseo como ácido, cerrándose al instante
mientras Darkblade aullaba como un lobo. Kouran sorprendido emprendió un nuevo
ataque pero, aunque pensaba que no tenía igual con las armas entre los elfos
oscuros, Malus parecía igualarlo en cada golpe, cada finta o artimaña era contrarrestada
por Malus, que poco a poco aumentaba en velocidad sus ataques. Kouran realizo
una finta con su alabarda pero no fue lo suficientemente rápido, Malus paro una
estocada de Kouran y con un rapidísimo movimiento de espada corto por la mitad la
alabarda de Mano oscura y cortando la cabeza del paladín de Malekith en el
proceso. Kouran mano oscura, Gran capitán de la Guardia negra, había muerto y
Malus grito como un animal, triunfante.
Malekith chillo ante la muerte de
su Guardia y lanzo zarcillos oscuros de poder contra Malus que lo lanzaron por
los aires rugiendo como un animal rabioso. El Rey Brujo se levanto malherido siendo
asistido por su Guardia negra. Dos de sus guardaespaldas lo levantaron y lo
subieron en su recuperado dragón. Seraphon parecía haberse recuperado de sus
heridas y estaba preparado para volver a levantar el vuelo con su señor. Malekith
monto en el poderoso dragón que con un potente golpe de sus poderosas alas lo
elevaron a los cielos. A su alrededor el cielo se teñía de sangre. Valkya
combatía contra los jinetes de dragón luchando con ferocidad. Las bestias y los
bárbaros habían colapsado las defensas de Naggarond y las huestes de Har Ganeth
estaban al lado de su enemigo. Naggarond había caído, había que huir y
reagruparse, si no, todo estaría perdido.
Malekith concentro de nuevo su
poder, recurrió a las energías arcanas de su corona para su nuevo hechizo, un
rallo oscuro se dirigió contra Valkya. La Sanguinaria chillo de dolor al
atravesarla la descarga de inmenso poder oscuro y callo de los cielos. Malekith
reagrupo a sus jinetes de dragón y dio nuevas órdenes a su ejército. Había que
evacuar a todos los guerreros que se pudiera, la ciudad estaba perdida. Había
que llegar a Clar Kanrod, a las Arcas negras.
Los elfos oscuros habían perdido
su tierra, y Ulthuan sería su nuevo Reino por fin, y si no, sería su fin…
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